“En mi época de estudiante de escuela primaria cuando se acercaba la finalización del ciclo lectivo había un tiempo para “encarpetar” los cuadernos de clase que utilizamos durante el año y armar de esa manera una especie de compendio de saber, un libro, la prueba quizá del año escolar transcurrido.
Parece que la tradición se conserva. Mis hijas también tienen ese compendio que durante un tiempo está a la mano en la casa para mostrarlo a los abuelos, a los familiares para luego pasar a un desván, un cuartito tal vez, un lavadero quizá, algún lugar del ropero a lo mejor… o un sótano como fue en la casa de mis padres.
Esa “memoria” atesorada en los cuadernos duerme el sueño de los tiempos hasta que es necesario trasladarla a otro lugar por cuestiones de espacio, o a otra casa si se trata de una mudanza. O decidir qué hacer con ellos cuando se produce un “quiebre en el tiempo”, porque es necesario desocupar la casa que fuera de nuestros padres pues ellos ya no están… en esos momentos, en esos lapsos de tiempo que duran instantes -que seguramente no podremos precisar- la memoria de cada cual se actualiza, se encuentra con ese pasado que lo habita desde siempre.
Lo extraño y paradójico quizá es que no es el contenido que hay en ese compendio lo que se actualiza… lo que sale de allí cuando empezamos a hojear los cuadernos es de una naturaleza diferente a lo que hay allí escrito. Cosa rara no?... qué poder tienen estos símbolos de convocar fenómenos que difieren de ellos mismos!!!... aunque cabría también pensar la posibilidad que esos fenómenos convocados no son del todo diferentes de aquello que lo convoca ¿no?...
Mientras nuestros ojos repasan símbolos, nuestra mente, nuestro corazón, nuestro cuerpo transitan otras percepciones que se agolpan y conmueven –vaya si lo hacen- a quien pasa por esta experiencia.
Estoy encuadernando la última actividad que Mario realizara en la escuela… ¿cuál será la percepción que tendré cuando vuelva -algún día- a encontrarme con ella? ¿será para hacer un lugar a otras cosas?... quizá no porque hoy encarpetar es también “archivar en bits” y la noción de “lugar” hay que pensarla en otros términos. Más aún, ¿cuál será la percepción que tendrá Mario cuando se vuelva a encontrar con este material? ¿será posible para él este reencuentro?...”
Noviembre/Diciembre de 2009
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